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CUENTAME DE NUEVO

By 29 abril, 2018junio 21st, 2018No Comments

¿Alguna vez les ha pasado que, habiendo escuchado ya en varias ocasiones una historia, alguien la cuenta de una manera distinta, y lo que nos parecía ya archiconocido, nos resulta fascinante como la primera vez? Estaba pensando en esto cuando escribí la canción de esta semana. Recuerdo, particularmente, que se trataba del evangelio de la pesca milagrosa. Conocemos ya esa historia. Pero yo quería imaginarla de una forma más vívida. Quería imaginarla con todos sus detalles: el viento junto al mar de Galilea acariciándome la piel y los cabellos, el sonido de las redes al caer al agua y ser recogidas, las voces de los rudos pescadores, cansados por la infructuosa faena de toda una noche. Y en esa escena, irrumpe Jesús. Y su voz les dice con autoridad que echen las redes en la parte más honda del lago. Quería imaginar la alegría de aquellos hombres, mezclada con una profunda reverencia expresada en el gesto y las palabras de Pedro: “ señor, apártate de mí que soy un pecador. “. Quería imaginar la sorpresa y el asombro del Zebedeo, el padre de aquellos dos hermanos que lo dejaron todo en ese momento por seguir a Jesús, por unirse a esa vida itinerante y llena de riesgos. Quería imaginar la mirada en los ojos de aquellos hombres, mirada esperanzada, decidida, entusiasmada con un entusiasmo duradero y profundo, tan diferente de los entusiasmos superficiales que nos inspira la moda.
Imaginando historias pensé luego en aquella mujer fascinante, testigo de la resurrección de Jesús, la mensajera que habría de decirle a Sus amigos que lo verían en Galilea. Me imaginé ese primer encuentro. Todo formalmente dispuesto en la cena a la que había sido invitado Jesús. Y ahí irrumpe María Magdalena, conmovida, desasosegada, necesitada de algo nuevo. No le quedan ya las palabras, no tiene más que lágrimas, y en esas lágrimas una súplica de que le digan que vale la pena, que ella vale la pena, que es amada incondicionalmente, con ternura, con misericordia, con el amor de un Dios que la perdona y la renueva. Y el maestro responde a ese llanto con la piedad que la rescata de la desesperación y la aflicción. Y su corazón se hace eco de la frase del salmista: “ el señor es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en clemencia.“
Imagino las miradas de desprecio y desconfianza que los fariseos presentes dirigirían a Magdalena y a Jesús respectivamente. La imagino a ella, fija la atención en Jesús, nada más importa. Nada más importará de ahí en adelante. Y Jesús, no solamente rescata el corazón y la dignidad de Magdalena, sino que elogia el gran amor que ella le demuestra. Así, sus pecados les son perdonados porque ha demostrado mucho amor.
Y agradeciendo a Dios el poder imaginar todas estas situaciones con sus detalles concretos, le pido que me cuente sobre mi historia con él. Creo que todos vivimos una historia distinta y nuestra relación con Dios. Algunos tenemos historias de conversión profunda, como Saqueo, como Tomás o como Pablo, el de Tarso. Para otros, nuestra historia de relación con Dios comienza con un perdón renovador, como el que diera a Magdalena. Para otros, es una historia tal vez con menos momentos de gran intensidad, pero es una experiencia de constancia, de fidelidad, de camino cotidiano, con tropiezos, sí, pero sin caídas del caballo ni luz segadora camino a Damasco. Sin embargo, todos tenemos un momento al que volver. Decíamos la semana pasada que los momentos en que nos hemos sentido cuidados por ese buen pastor, nos fortalecen y preparan para los momentos en que nuestra fe vacila. También, los momentos en que, como Magdalena, como los hijos del Zebedeo, y tantos otros, hemos sentido que estamos dispuestos a darlo todo por abrazar esa causa del reino, que la misión nos enamora, que el riesgo es un regalo que aceptamos gustosos, nos fortalecerán en los trechos del camino donde sintamos que esa pasión se enfría por una u otra razón. En estos momentos, podemos pedirle que nos cuente nuevamente la historia de nuestro encuentro, que nos recuerde que, como los discípulos de Galilea, también a nosotros nos palpitaba ardientemente el corazón al escuchar Su voz y Sus palabras. Y convencidos, renovados en la fe, podremos decir, como aquella que es modelo de los seguidores de Cristo, aquella Nazarena valiente y fiel que lo encarnó en su seno y en su vida, que nuestra alma proclama Su grandeza y nuestro espíritu se alegra en nuestro salvador, porque ha mirado nuestra humildad y en nosotros también ha hecho cosas grandes.

Voz

Pista

Partitura

Revisión y edición de partitura: Alvaro Granadillo

Cuéntame de nuevo – Lead Sheet

Créditos

Letras y Música: Ana Lucía Vlieg
Voz, Guitarra y Producción Artística: Patricia Vlieg
Congas y Bongó: Milagros Blades
 
Grabación y Mezcla: Giulio Jiménez
Asistente de Grabación: Ricky Marchan
Grabado en Rock and Folk Panamá, Diciembre 2017

Cuéntame de nuevo
Letra y música: Ana Lucía Vlieg
Arreglo: Patricia Vlieg

Cuéntame de nuevo aquella historia
de aquella mujer desamparada;
la que no se pensaba un tesoro
porque no se había sentido amada.
La que en una tarde
pidió tu perdón;
y permitió que sembraras
tu vida en su corazón.

Dejó de vivir como hasta entonces
para echarse a andar tras de tus pasos;
para enamorarse de tu sueño;
y seguir tu huella en el calvario;
y aquella mañana,
desde su aflicción,
quisiste fuera testigo
fiel de tu resurrección.

Cuéntame de nuevo aquella historia
de aquellos hermanos junto al lago;
una noche entera de faena;
tus palabras haciendo el milagro.
Con las redes llenas
al salir el sol
se encendieron esas almas
en la hoguera de tu amor.

Dejaron al Padre allí en la barca
para echarse a andar por tu sendero;
para unir sus vidas con la tuya;
y ofrecerte su lucha y su miedo;
sin saber que un día,
tres años después,
les regalarías tu Espíritu
el día de Pentecostés.

Cuéntame de nuevo aquella historia
de cuando imaginabas mi piel;
de cuando soñabas mi mirada;
de ese día en que me viste nacer;
recuérdame el día
en que te conocí;

Yo quiero vivir como esa gente;
quiero enamorarme de tu sueño;
y contarle al mundo tus milagros,
los que todavía sigues haciendo;
proclamar que vives;
que sigues aquí;
y que tu Espíritu Santo
hoy está latiendo en mí.
Cuéntame de nuevo aquella historia…

Improvisaciones
Cuéntame de nuevo aquella historia,
cuando imaginabas mi piel,
cuando soñabas mi mirada, cuando me viste nacer;
dime que me amas, que me conoces,
que tú sabes lo que pienso y lo que siento…

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